martes, 22 de enero de 2008

+ fotos de la inauguración de la kasa elefante, Mar del Plata, enero 2008




Momentos absurdos, fuego, zapada de música y poesía, vino, humo, exaltaciones, dibujos, proyectos, tacos vegetarianos y un niño que dormía. Eso fue.
Cambiando de tema bruscamente: resulta que hoy encontré estos poemas viejísimos y me dieron muchas ganas de pegarlos aquí mismo. Pertenecen a una especie de ensayo poético que escribí hace unos 7 años, extraje algo de todo aquello...

Una piel
que no es capaz de estremecerse,
aunque sea una vez cada tanto,
más que piel
es una pintura sobre el cuerpo.
Un amor
que no puede manifestarse,
más que amor
es un quiste.
Simple:
la naturaleza humana
está más cerca
del goce efímero
que de la felicidad no perecedera.
Nuestro placer se pudrirá
como un churrasco expuesto al sol de enero
y esa certeza
no detiene a nadie.
Tal vez ése,
el que no se estremece,
es el que sabrá controlarse
y no llorará
cuando se acabe el estímulo,
porque a ése no le importa
la pintura sobre el cuerpo.
*
Yo pertenezco al bando de la piel.
Mis poros están preparados
para absorber perfume viril,
y no soy feliz.
Sólo pienso en brazos y lenguas
Que me empujan.
Y sé que esto es ilusorio,
aunque me siento más hembra que mujer
cuando llega la hora del beso.
Pero si este cuerpo denso
dejara de funcionar,
de nada me serviría,
ya que mi pecado reside en mi mente.
Estoy orgasmeando en forma constante
y sin tregua.
Manos que se lamentan
como hojas secas de otoño.
Y si por casualidad,
un ángel pasa por ahí en ese preciso instante,
tuerce su ruta.
"No llores más, pequeña ignorante.
No me voy a quedar a tu lado
Para mojarme con tus bobas lágrimas.
¡Oh! Ya no llores,
¿no ves las luces que se erigen en vos?
Que tu susceptibilidad no te afecte más.
No seas tan mujer,
eleváte."
Me dijo el ángel esquivo
y no lo entendí tanto.
Miento, sí, comprendí
pero no me gusta.
*
Hasta las grietas de la pared
están acompañadas por la humedad.
Yo también padezco de humedad
y no me hace ninguna gracia.
Si pudiera, detendría a mis entrañas.
Cerraría para siempre.
Pienso, y peco.
Pienso y peco.
Pienso en el beso que se perderá esta noche
en la caricia que fallece en el aire
en la piel inerte y fría
que se pegará a las sábanas
en medio de una inexistencia difícil de creer.
Pienso en las cucarachas socarronas
que pintan de color horrible;
y en las moscas,
amigas de mi insomnio prematuro.
Pienso que puedo volver a perder
lo que nunca poseí,
mis planes se marchitan antes de ser,
generalmente.
Intentarlo me aterra,
estoy acostumbrada al dolor
y es una pésima costumbre.
*
A decir verdad,
Nunca morí
por una noche de pensamientos fluctuantes
y deseos truncados.
*
A veces pierdo media hora de mi vida
rascándoles la cabeza a mis gatos
o mirando al techo, buscando
formas coherentes en sus manchas.
También escribo
sobre sueños que no llevaré a cabo.
*
De vez en cuando,
me gusta caminar sin pisar.
Y el retorno es vertiginoso:
Nunca me agrada el lugar en el que caigo.
Se aprende a ser siendo.
*
Fue triste cuando se acabó la calentura
y empezó el amor verdadero.
no podía pensar libremente acompañada.
Aquella vez tuve algo parecido a un amor.
Obviamente ha muerto de metamorfosis.
Él se tornó real y humano,
como yo para él.
¡Qué fea es una habitación
cuando se le quitan los muebles!
*
Tendría que empezar de cero
a vaciar al subconsciente,
lleno de las cenizas negras
de diversas fantasías desgraciadas.
Mi amor sigue existiendo
y expandiéndose,
sólo puede evolucionar.
El problema es que anda huérfano
y descontrolado.
Dafne Mociulsky
(poemas escritos en el 2001, corregidos en el 2008)

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