martes, 6 de noviembre de 2007

Aarón con Nacho, foto de Gus, vacaciones de invierno 2007 en Zárate. Abajo, Fragmentos pasajeros de mi novela "Martín Descoronado"



Fragmentos pasajeros
El loco aguarrás lo ve todo pero no dice nada, aunque en realidad sí dice, si es que preguntar es decir, ¿preguntar es decir?. A veces se lo ve durante horas en la misma esquina, los brazos cruzados sobre el pecho y la mirada seria. Si alguien lo saluda, él dice, o pregunta: ¿Vas a trabajar? ¿trabajás o no trabajás?, pero no así, porque su acento es entrecortado y fuerrrte, sería más bien un "¿trrrabajá o no trrrabajá?", con una voz que sale de la garganta raspándola. Habla, cuando tiene que comprar algo, lo hace. Casi a los gritos puede decir "Una máquina de afeitar", pero de la misma manera que dice "trrrabajá". El día que muera, una fecha imposible de especular porque Aguarrás no tiene edad, tendrá que "enloquecer" otro para suplantarlo. Eso de loco es un rótulo, un hipotético cartelito. El viejo y trillado debate acerca de qué es estar loco. Si a cualquier "cuerdo" se le ocurre decir que el rojo es verde, será condenado y se considerará que se pasó al otro bando. Nadie sabe muy bien de dónde salió — ¿acaso él trabaja? ¿por qué le dicen aguarrás y no pintura? — puesto que no nació en Martín Coronado ni se crió ahí — ¿padres, hermanos, mujer, hijos? — pero tampoco se sabe cuánto hace que se instala en esa esquina y patea por esas calles – nunca cerca de la estación, quien no se adentra en Coronado, no tendrá el gusto de conocerlo – Está ahí como si se hubiera bajado mal de un colectivo y decidiera quedarse para siempre. Tuvo un accidente hace muchos años, algunos sospechan que le sucedió en el trabajo.
Después de escribir esto, me enteré de buena fuente que labura en una fábrica de papel higiénico.
Es más fácil llegar hasta la capital que llegar hasta el barrio vecino. ¿Qué mente perversa dio a luz un bondi tan nefasto como el 326?. Cuando está de buenas, pasa cada media hora. Y los choferes de esta línea, ¿qué opinan, cuánto tardan para llegar a su casa después de trabajar, qué colectivo se toman, en qué barrio viven, cuánto tiempo lo esperan?
Cuántos perros que hay en las terrazas y ladran a la gente y a otros perros al pasar. A menudo alguien se pregunta (especialmente si es alguien que no gusta de los perros) ¿para qué lo quieren de mascota? ¿cómo duermen, o se relajan en esa casa?. Y si el observador pensativo es amante de los canes, se preguntará ¿cómo se siente ese perro ahí, tan exiliado del mundo, que tiene que ladrar a voz en cuello para que no se olviden de que existe? O también pueden pensar en esto (los que los quieren y los que no) ¿qué pasaría si los liberaran, a dónde iría a parar el resentimiento contenido en la terraza, acumulado en días de lluvia, frío, calor y soledad?. Difícilmente entren ladrones por esas terrazas (de todos modos lo harían por la puerta, sin dar tiempo a que la familia acuda a su perro "malo"), pero si los milagros vinieran del cielo, tal vez no querrían descender ahí.
En este verano fallaron los higos, ¿qué les pasó?. Están, pero no han crecido dulcemente. Se encuentran pequeños y avaros, bien aferrados a sus ramas. Y en esta novela nadie se dio cuenta que no han madurado, ni siquiera Brenda y su familia, que tienen una higuera en el jardín. Tampoco hubo nísperos en primavera. Pero las uvas chinche sí alcanzaron su punto, qué lástima que a nadie le gustan.
Dafne Mociulsky

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Dafne,hermosos los recortes de novela que acabo de leer.Lo difundirè.Tu arte se perfeccionò y adquiriò mayor forma y personalidad.RESPIRA,eso es difìcil de lograr.Te felicito.

Unknown dijo...

bla..bla..bla.bLAH! curti,coronado,bosch,remises,y merci,,es buenisima,,ahora era necesario ke aparesca el tunel de curto? y el anden fantasma , como es que lo dejaste de lado..juicio y castigo..y los sauces de...