
Los objetos se repetían y se agrandaban.
Mantras inquietosque se creen únicos.
Conozco a una flor que vive sola,
supuse que era una reina muda o sorda.
Qué presencia discreta
no sé si conserva la calmao tiene la calma en conserva.
El sol nos daba en la espalda y teníamos la cara cubierta de sal.
Las flores estaban a un lado del camino.
Pozo perdido, astilla del cielo, una reina y un caballo.
Las acechantes fueron descubiertasmás tarde,
como el parto de una sucesión de miradas;
probablemente hechiceras bipolares
con penas de ovarios doloridos en los tallos.
Flores un poco más feas, menos pintadas.
Había que examinar la sucesión de esas formas.
Acercar el ojo a la tierra bajo la luz del sol.
No, la reina estaba sitiada
amablemente en el centro
y las microscópicas flores amarillas
solo perceptibles al enfrentarlascon la vista pegada, vigilaban
no podían disimularlo.
La reina está sitiada.
Su centro es su cero.
No manda.
La reina es vigilada.
No mira, la miran.
Dicen que también puede ser que sea ciega.
Agustín Vispo
Dafne Mociulsky
1 comentario:
agustin sos un pendejo, escribis remal boludo
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