jueves, 27 de diciembre de 2007

En el cajón de la mesita de luz, último libro de Dafne

Esta es la tapa de mi nouvelle "En el cajón de la mesita de luz" de Dafne Mociulsky (yo) dibujo muy representativo del texto de Gustavo Sidlin, publicado por )el asunto( www.elasunto.com.ar
Y ahora... la primera parte de esta historia adolescente:

EN EL CAJON DE LA MESITA DE LUZ
I
Santiago Norberto Tirante es su nombre completo; Santiago como el padre, Norberto como el abuelo. Tiene diecisiete años que explotan grano a grano en su rostro tan pálido como grasiento. Ningún hombre de apellido Tirante tuvo la osadía de no parecerse a su padre, excepto él, que no nació ni morocho, ni morrudo, ni con los labios gruesos, como la saga de hombres de su familia. El es rubio y pálido como su madre de origen polaco. El es tan impopular que a nadie se le ocurrió apodarlo como "Polaco", "Ruso", "Gringo" o "Rubio".
Hay que verlo: cabello largo, reseco y levemente ondeado; ojos celestes y pequeños, circundados por ojeras inflamadas.
Es tan delgado que pareciera que hasta allí es el límite, el espacio justo para guardar a un ser humano, daba la impresión de que apretaba a su carne por dentro. Todo esto no hubiera llamado la atención de su familia de haber gozado de buena salud, por el contrario, el muchacho sufre de asma y alergia al huevo, además de las dolencias prematuras en la cervical, provocadas por caminar encorvado y dormir torcido como un árbol deformado por las tormentas. La madre solía entrar por las noches en su habitación – la cual compartía con su hermana – y le enderezaba las piernas, la columna y el cuello sin despertarlo. Dejó de hacerlo cuando descubrió una erección en su hijo.
Santiago no es ni bello ni atractivo, pero tiene un algo que denota que es el germen de un hombre fascinante. Pero por ahora, el acné lo tiene sepultado, aunque a decir verdad, no es solo eso, es su tristeza, timidez, torpeza e inseguridad para elegir con qué palabras hablar. Aquí aparece Sofía, ella evidenció aún más que algo andaba mal, o peor aún, que algo no andaba en él – Sofía tiene onda con vos – le dijo Lucas, su único amigo. Era un asunto sencillo, estaban en una fiesta, habían bebido bastante cerveza y la música era de su agrado. Sólo tenía que acercarse. Tenían quince años, él era el único de su división y del barrio que nunca había besado (pero esto lo sabía sólo él mismo y Lucas, porque a Santiago nadie le preguntaba nada).
El, en un grupo cualquiera, cumplía la función de una presencia ahí, una sombra, una silla, un algo intrascendente.
Lucas era el germen de una excelente persona, así como Santiago era el germen de una belleza que tardaba cubierta de granos, grasa y un poco de mal olor. Lucas no lo presionaba jamás, ni se burlaba de él. En realidad, nadie se fijaba en ellos por diferentes razones: Lucas era sensible, escribía poemas y componía canciones; tocaba en una banda heavy, pero esto no ocultaba su romanticismo, que molestaba un poco a los pares cuando, circunstancialmente, se acercaban a él. La carpeta de Lucas estaba plagada de poemas y aforismos. No se burlaban de él, así se mantenían más alejados, tal vez temían sucumbir ante su forma de ser, o algo así, porque era "atractivo" y no querían ser influenciados por alguien tan raro. Lo dejaban existir tranquilo y al margen, como los márgenes de sus hojas de carpeta que anidaban poemas.
Pero con Santiago sucedía de otro modo, era otro tipo de indiferencia: el rechazo. No era esa clase de rechazo violento y traumático, sino leve y disimulado. Santiago ni siquiera podía considerarse como un bicho raro.
El permanecía siempre taciturno, como si estuviera a punto de dormirse en cualquier momento. No conversaba con sus compañeros, a menos que fuese imperiosamente necesario; tampoco se prendía a las travesuras de éstos, pero nunca delataba a nadie.
En su hermetismo había algo de nobleza y justicia.
Entonces molestaban a otros. En el grupo había un gordito hincha de Huracán, un orejón que además tenía los ojos saltones y mal carácter y una pelirroja, petisa, arrogante y jactanciosa que, para colmo, usaba esos anteojos "culo de botella". Con esos personajes bastaba.
Dafne Mociulsky
Ah!, todo lo que manifesté en la entrada anterior carece de sentido si no dejo mi correo: duniashka@yahoo.com.ar

4 comentarios:

viajeros dijo...

gus me dio el libro y me lo lei todo en un dia!! me encanto!

y hasta crecio en mi un gran cariño por santiago..
quizas... porque conozco a un personaje parecido, pero que en lugar de refugiarse en ese lugar tan lindo y repleto de amor, se refugiaba en un lugar horrible, en donde solo habia dolor...
me encanto que el este rodeado de amor...
lastima que no halla podido brindarlo al mundo.

un beso!
gise.

juan dijo...

hola dafne, siempre visito tuy blog me gusta, no se si lees los comentarios, como hago para conseguir tu libro..

Anónimo dijo...

Hola Dafne.
quería comentarte que la página es re copada, que tu birome se debe gastar rapidicimo por tanta idea que pegas al papel.

Yo estoy bien, y agradecido, quizas pense que no entenderías que uso tu página para poner algo de mi alma al alcance de todos.

gracias por no rechazarme

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Aquí entonces la 6ta entrega de mi almita

6. RAZONES
Yo conozco la razón de mí existir, es el sentimiento que me empuja hacia ti, para poder vivir... no sé, será acaso para seguir buscando la verdad del sabio
La simple vida?
...
Nunca tengo el consentimiento de mis cercanos en lo que hago, no entienden casi nunca mi razón de existir.
Mis fallas, mis sufrimientos, mi vida de cada dia.
Sufren por mi, luego me acompañan hasta la puerta, y desde ahí se quedan viendome desde la ventana.
Sentimiento egoísta que se me mezcla con amor y el sufrimiento externo.
Yo existo, estoy vivo y por lo tanto sufro, por lo tanto siento y amo.
Pero alguien sabe lo que siento?
Alguien realmente se hacercó a mirar?
A alguien realmente le importó mantenerce un segundo mirando en ese lugar que a veces refleja la luz del Sol, a veces es Oscuro fondo de mar.
A veces siento en mi interior mucho miedo, me siento chiquito, esto claro esta condimentado con mi más profunda pasión que desenfrena mi corazón y su sentir latente se expresa en el profundamente, lo abre, lo agrieta tan profundo como el pasado mismo.

No termina de curarse nunca aunque eso no importa lo suficiente, ya que desde siempre están y estarán las profundas heridas, las que veo al lebantarme las que duermen conmigo olvidadas.
Nadie ve sus propias heridas, todos tienen pequeños recuerdos, todos las tienen tan tapadas por curitas.
Pero yo las vivo, no se van a ir, y digo que: mi sufrir es mío, mi pesar es mío.

Hoy mis heridas están vivas ,me asustan, me molestan, me laceran, cual lanza afilada tanto como lo hace el mismo sol al olvidar a los hombres que mueren sin dejar su brillo en la tierra y aun así aunque me esfuerce con todo mi ser, para el sol.....
Solo seré, un segundo de polvo en el aire, del cual se llevara un buen recuerdo,
Mi Sol, mi guía.

Recuerdo cuando andaba por ahí sin demasiada ropa ni demasiados amigos pero la pasábamos bien, te acuerdas Sol?, o te acordás cando nos reunimos todos y creamos al hombre... (quizas nisiquieras sepas de nosotros, tantos millones de años y nosotros apenas llegamos a los 7 mil de civilización)......
.....
.....

Hola lector, como estás?
Tendras un lustro para mi, va... si querés tomarte la molestia de mirar en mi.

Sino, si no tenes tanto tiempo (poco en realidad a mi entender), podés mirar un ratito aca en mi costado, la ves? A la grietita.
la que tengo al costado, la que está a un costado de mi alma en el centro de mi ser, ves?, Es solo uña, pero abarca la cantidad de todas las vidas pasadas.
No reconoce su conciencia, ni se lamenta, no sufre, ni se apiada y aun así no mata, pero machuca.
Yo le contesto “sueños, no me impidan este honor”, no es mas malo el que mata por naturaleza o el que lo hace por obligación, de todas formas no me remito solo a mi opinión, sino también a la de usted...
Y usted, verá... y podrá decir y decidir.

Por eso le digo a mi Sol:
Crecer y decidir, en una tierra que no te deja demasiadas opciones,
Serás mi compañero, de viaje, cuando me sienta solo, estarás alumbrando, mi camino y me acompañaras, cuando descanse, iluminaras, la noche con tu sombra, solo para que pueda ver Orión y recordar, como todas las veces que la veo, que desde mi hogar también se ve,
así que no debo estar tan lejos. ®

Gonzalo de Hurlingham

Anónimo dijo...

Dafne, tube la gran suete de dar con Ritchie blackmore en el camping de ostende, alla por el 2007 creo no recuerdo bien, quede totalmente facinada con semejante libro, luego te busque nuevamente en el camping por que mi sed de leer se habia aturdiso y llegue a martin descoronado, los cuales vengo leyendo ya mas de una vez y estan hechos pelota de las ojeadas que les doy, queria contactarme con vos para llegar a conseguir algo mas tuyo para leer, y sorpresa veo que en t blog hay un bastante para matar los ojos y sacias la sed...
sigamos leyendo a los vivos.. my bueno todo dafne.